Este fin de semana terminé de ver You, la serie de Netflix que ha causado mucha polémica debido a su contenido y a la forma en que lo aborda.
Para una feminista como yo, el mensaje-trama de la serie quedó muy claro desde las primeras escenas, vaya, desde que vi el trailer: romantizar el acoso en una relación de pareja.
Si no has visto la serie, te recomiendo detener esta lectura y regresar cuando la hayas terminado. Si, por el contrario, ya la viste, sigue conmigo.
La trama aborda la historia de Joe Goldberg, un joven que trabaja en una librería en Nueva York y cómo desde el momento en que ve a Guinevere Beck, una joven escritora, se obsesiona con ella.
Al paso de los capítulos vamos conociendo al personaje principal, que es Joe, y todos los malabares posibles que hace para que Beck lo ame como él a ella, y cuando digo todos los malabares posibles, son ¡TOOOODOS!.
Éste es el meollo del asunto. La forma tan fácil en que se confunde amor con violencia emocional y es sencillo de verificar si viste la serie con alguien más.
En mi caso la vi con mi pareja y también escuché muy atenta la reacción y comentarios de otras personas, mujeres y hombres. La mayoría coincidió en algo: ¡pobre hombre que se volvió loco de amor!.
You, ¿El amor lo justifica todo?
¿Cuántas veces hemos escuchado las frases: «el amor lo justifica todo», «el amor todo lo perdona», «lo hice por amor», «el amor todo sana», etcétera?, supongo que muchas veces.
Bueno, pues en You sucede que todo lo que hace el personaje, Joe, se justifica porque está enamorado y, por ende, no hay malicia en sus acciones.
Las personas con las que platiqué acerca de la serie me dijeron comentarios como los siguientes: «bueno, es que se enamoró tanto que hizo cosas ‘indebidas’; es que a eso nos orillan las chicas, les llamamos y no responden, pues qué podemos pensar; es que él sólo quería amarla y protegerla y sí, se le pasó la mano, pero fue por amor; es que quién no ha hecho algo así, como stalkear a su pareja, en su celular y redes sociales, es nomás para ‘estar más seguros’; es que al final se quedó solito, ¡pobre!… «.
Las personas se identificaron con el acosador, y esto es porque solemos pensar como él, es decir, idealizamos las relaciones de pareja, creemos ciegamente en el mal llamado «amor romántico», en el cual uno debe encargarse del bienestar-felicidad de la otra persona, en protegerla, cuidarla y «salvarla» de todo lo que nosotr@s CREEMOS puede lastimarla.
Creemos que somos su felicidad, que nadie más podrá amarla más que nosotr@s. Nos interiorizarnos que somos los encargados de la otra persona, y la abosorbemos, tanto que ella piensa que sin nuestro amor, sin nosotr@s no podrá ser alguien, que es afortunada de tenernos.
En la serie, Joe decía constantemente esto: «¡qué afortunada es Beck de tenerme!».
Stalkeo, luego exis… confío
«Bueno, es que si hablamos de inestables, Beck se lleva de calle a Joe; ella lo engañó con otros, se merecía lo que le pasó; nomás lo provocaba, se vestía con escotes, y luego ni un beso le daba; sólo lo buscaba para que le comprara cosas; el ex tenía razón: era una buscona cazafortunas; Beck siempre buscaba hombres que la maltrataban, le gustaba eso; ni estaba tan ‘buena’; o sea, le compra la cama y la estrena con otro… «.
Los anteriores fueron comentarios que me expresaron de Beck, contrario a lo que dijeron de Joe, para la mayoría, Beck no sabía lo que quería, era una puta que merecía todo lo que le pasaba.
Algo curioso que reconoció una amiga feminista es que hubo dos escenas en las que puso en tela de juicio a Beck.
Una fue en la escena en que Beck le dice a sus amigas que irá a un retiro de escritores, pero en realidad quedó de verse con un hombre mayor que le pidió: «lleva tu atuendo». Mi amiga creyó que se iba a acostar con aquél.
No fue así. Ahí descubrimos que el padre de Beck estaba vivo, y que el corsé y las botas largas eran para un festival histórico al que fue en compañía de su padre.
La otra escena fue cuando Beck trata de convencer a su tutor que le dé otra oportunidad para asesorarla luego de que ella le propinara una bofetada cuando el maestro le tocó la pierna.
Al recibir la negativa del profesor ella dice que no le deja otra opción, acto seguido, cierra la puerta y se acerca al maestro. «Estaba segura que se acostaría con él para no perder su maestría», me confesó mi amiga.
La realidad es que Beck le advirtió a su asesor que si se atrevía a propasarse con ella, otra vez, le contaría a toda la escuela que él acosaba a sus pupilas.
¿Se dan cuenta cómo mal pensamos y juzgamos varias actitudes de la co-protagonista, y en cambio, siempre justificamos las de Joe, sólo porque él decía que eran «por amor»?.
Veamos otras: A tres amigos les pareció «chistoso» cuando Joe se masturba afuera de la casa de Beck mientras ella se masturbaba.
No les molestó que él invadiera la intimidad de la chica cuando la estaba espiando, pero sí hubo comentarios como «qué insasiable es Beck, ya estuvo con Benji y todavía quiere más», como si las mujeres tuviéramos vedado tocarnos o pedir-necesitar-reclamar más placer.
En cambio cuando Joe «falla» la primera vez que estuvo con Beck, lo primero que me comentaron mis amigos fue «chale, ya lo está quemando con sus amigas; es que está muy clavado y le ganó la emoción, ‘pobre'».
Lo peor de todo es que cuando comenté, a las personas con las que platicaba acerca de la serie, que Joe se convirtió en feminicida me dijeron que no. Que la había matado, pero que no era feminicidio. Cuando les pregunté por qué no era feminicidio me dijeron que «fue por amor».
Si ellos supieran que muchos de los feminicidios se cometen en «nombre del amor»… «la maté porque me iba a dejar y yo la amaba; es que era mi vida, pero sí no era mía no era de nadie; es que yo la amaba y me engañó…».
Joe no aceptó que Beck no lo amara como él esperaba, que no olvidara y aceptara tooooodo lo que él hizo para tenerla a su lado, y por eso la mató.
Curiosamente, la única persona que se da cuenta cómo es en realidad Joe es Ron, el vecino misógino que golpea a su pareja. ¿Será que como dicen por ahí «entre machos se huelen»?.
Debemos recordar que los celos no son normales. La posesión no es normal. Tampoco que nos hagan sentir menos. La sobreprotección no es amor, como tampoco lo es revisar un celular que no es nuestro, ni estar stalkeando a nuestra pareja por redes sociales para «estar segur@s» que no nos engaña.
El amor no asfixia, no espía, no desconfía, no golpea, no lastima, no engaña, no cela, no persigue, no enferma, pero, sobre todo, no mata.
El amor si no es libre, no es amor.
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