Un día eres joven y al otro pierdes la digestión…
Cómo fue, no sé decirles cómo fue, pero un buen día decidí realizarme una hidroterapia de colon y con ella la aventura de desintoxicarme inició.
Creo fue después de ver el cutis de una querida amiga que ni marca mostraba de haber tenido acné de adolescente.
Ya se los decía en mi entrada, ´Si la mamá está bien, los hijos están bien´, un día tocas fondo y es necesario hacer un cambio urgente, por ti, por los críos, por todos tus compañeros.
A veces la gloria está después de una cánula…
Cuando llegué a Lozanía Company me sentí tranquila pues estaba en un ambiente tipo spa que me relajó.
Todo era tan blanco y de buen olor, que se me olvidó aquello del ‘colon’.
Bata y pantuflas me dieron y mi mente seguía sin conectar con el ‘colon’. Todo para mí era muy amable hasta que llegó la cánula, limpia y empaquetada.
Empezó la acción, me conecto sola o que me conectan…
Considero que en torno a este procedimiento hay mucha especulación, yo misma la tenía, pero como todo, cambió mi percepción cuando lo experimenté en carne propia.
Literal, relajé la raja y de verdad no sentían nada.
Entonces empezó a funcionar la máquina que era una especie de jacuzzi y que, en el mundo de la hidroterapia de colon, se le conoce sistema abierto.
Como buena #MamáReportera inicié el interrogatorio…
La hidroterapia de colon es un procedimiento preventivo y correctivo que ayuda a limpiar el intestino grueso y eliminar las toxicidades. ¡Justo lo que necesitaba!.
El proceso duró 4 sesiones y en cada una descubría cosas nuevas.
En la primera, me di cuenta de mi mala alimentación a partir del cuestionario que te hacen al inicio.
Un día anterior, desayuné tacos de cochinita, comí huaraches y cené una hamburguesa… Y de tomar, mejor ya no hablemos ¡Qué sano!.
En la segunda sesión entendí que este proceso que acompañado de la dieta que me dieron aceleró mi digestión, bajó la hinchazón y otras cosas.
Ya con confianza, entre la tercera y cuarta sesión, quise experimentar la hidroterapia de colon en el sistema que le llaman cerrado.
Nada que el Jacuzzi me hubiera dado, pero en este tienes a un especialista junto a ti todo el proceso a diferencia del otro.
Bueno, al grano. Mientras me realizaban el proceso, de pronto por el tubo donde ves todo lo que sale de tu hermoso body, porque si lo ves en ambos sistemas, apareció un líquido bien extraño.
Qué cara habré puesto que la especialista me dijo, “eso, eso es la bilis”. ¡Qué!, ¡cómo si yo soy bien tranquila!.
Empezamos a hablar de la dieta, pero sobre todo de las emociones, todas se van al estómago, se transforman, nos envenenan.
Enojos, angustias, ansiedades, corajes…, ¡qué color tan feo tienen!.
Y decidí sacarlas de mi vida, claro no con una varita mágica, me ayudó la hidroterapia de colon y hoy estoy en la búsqueda de nuevas prácticas, lugares, expertos con quienes poderlas trabajar y sobre todo liberar. Pero esa, esa será otra historia que les contaré.
Durante mi trayecto por la terapia freudiana, un día soñé con un baño que se desbordaba y al cual ya sabrán, le salía de todo…la doctora en aquella ocasión me dijo, ‘jálale al baño eso es lo que significa, es tanto que se desborda, jálale’.
Y logré jalarle a las malas emociones, pero con la ayuda de la hidroterapia de colon.
Recuerda que esta historia es la historia de una amiga de mi amiga que también es mamá. Nos vemos el próximo miércoles de plaza y de #MamáReportera.