La idea respecto a que la mamá esté bien primero antes de querer que los hijos lo estén, no sólo lo dicen las abuelas desde tiempos memorables, incluso algunas medidas de protección civil lo señalan como en los aviones sobre el uso de la máscara de oxígeno en caso de accidente, indican que primero te la debes poner tú antes de colocarla a tu hijo o acompañante.
Sin embargo, ninguna mamá nos escapamos de estar inmersas en esas situaciones donde a tu hijo le pasa algo y la sorpresa de darte cuenta que tú eres parte de su problema.
Un día la doctora me dijo que mi hijo estaba estresado, lo cual en él se expresaba en hiperactividad, descontrol en sus emociones, muchos berrinches, entre otras cosas.
Sin embargo, no tomé conciencia del hecho hasta que un día en la mañana cuando estaba bañando a mi hijo me dijo: mamá porqué todo tiene que ser deprisa…
¡Dios santo!
El breve, pero certero comentario de mi hijo, fue un dardo al corazón, que me hizo ser consciente que yo no estaba bien, que no estaba disfrutando el ahora, que algo en mí tenía que cambiar.
Es triste darte cuenta que malos hábitos o comportamientos, ante asuntos no resueltos con uno mismo, para los hijos, esas acciones se van convirtiendo en ley de vida, en cómo ver la vida.
Y entonces como la leona dormida, me dispuse a cambiar…
Como si le hubiera contado mi experiencia al algoritmo de Facebook, me empezaron a aparecer en mi cuenta contenidos que me ayudaron a dar primeros pasos y resultados.
El primero fue la entrevista que leí de Randi Zuckerberg en entrepreneur.com, quien afirma que las mujeres nos presionamos al tratar de hacer muchísimas cosas al mismo tiempo, porque tenemos que ser grandiosas como mamás, profesionistas, pareja, vernos hermosas, tener vida social, emprender proyectos…, ¡qué presión!
Ante este caótico escenario, ella señala que de todo lo que queremos hacer en un día, elijamos solo tres cosas.
¡Sorprendente!, después de leer y aplicar en los días siguientes, mi ansiedad bajó e incluso logré hace más de 3 cosas, pues me sentía enfocada y libre de tener que hacer todo bien, bonito y de buenas.
El segundo fue el video, A pesar de la flojera, de Diego Dreyfus, quien en su videoblog afirma, cómo todos saboteamos nuestras metas bajo la excusa del tengo flojera y terminamos desmotivamos y sin hacer nada.
El actor @DIEGODREYFUS recomienda no esperar a que sea un día perfecto para hacer lo que queremos, cuidar lo que pensamos y llenarnos de recordatorios de las cosas que nos hemos planteado hacer y cuando llegue la flojera, hagamos las cosas en chiquito y con hueva.
Fue así como #MamáReportera empezó a hacer las cosas en chiquito y con hueva. Cuando menos se lo esperó, había terminado tareas que estaban pendientes porque simplemente no había motivación y logró grandes cosas.
A veces, para hacer un cambio no se necesita de mucha ciencia, a veces solo se requiere tener disposición e inspiración que puede llegar de forma natural.
Recuerden que esta historia es de una amiga de mi amiga que es mamá…, nos vemos el próximo miércoles de tianguis y de #MamáReportera