Entrar a un establecimiento donde se anuncien cervezas artesanales puede resultar revelador.
Sobre todo para aquellos que piensan que saben mucho sobre la “bebida de los reyes”.
Mi experiencia, hace ya algunos años, fue digna de un trofeo a la mayor ignorancia sobre este tema.
Pese a que en reiteradas ocasiones Édgar, el amable anfitrión del establecimiento, me preguntó si sabía algo sobre el proceso de fabricación de esta bebida, a lo que, ofendido, respondí: “pero claro, además de su color y los diversos estilos que existen en el mercado mexicano ¿qué otra cosa se puede saber?.
Pues resulta que me faltaba saber todo sobre la cultura cervecera…
Desde definir si una cerveza es Lager o Ale y todas las derivaciones que pueden generarse, hasta el proceso de su creación (algunos de ellos milenarios, según investigaciones históricas), el descubrir la historia de esta bebida tan arraigada en la sociedad mexicana puede terminar por sorprender a más de un curioso.
Ahora, si agregamos la presentación de las mismas (envases, calcomanías, e incluso los nombres de algunas marcas de cervezas tanto nacionales como extranjeras pueden despertar el interés visual, pero más el digestivo, al querer disfrutar los distintos sabores de esta bebida.
Quizá por esto ya no es de extrañarse que las llamadas cervezas “artesanales” creadas en diferentes estados de nuestro país hayan comenzado lentamente a abrirse paso en el mercado mexicano gracias al ingenio de sus marcas y etiquetas, pero sobre todo, por la excelente calidad con la que fabrican sus productos.
“Lo que nos gusta de una cerveza artesanal es que cualquier estilo europeo puede replicarse por un mexicano, pero aquí los productores se atreven a ponerle especias, vainilla o cualquier otro ingrediente. De ahí que existan cervezas con chile, chocolate, mezcal o tequila o incluso elaboradas como un café de olla, es decir, que en lugar de utilizar ollas de acero en su preparación utilizan vasijas de barro”, comentó Édgar.
Uno de estos proyectos es la cerveza Santa Sabina, creadora de un nuevo estilo cervecero: el Stout de Olla, que a pesar de su similitud, no puede compararse con el sabor del Stout Imperial Mexicano de “Házmela Rusa”, creación de la cervecería artesanal La Chingonería, ubicada en el Distrito Federal.
Édgar asegura que tanto productores cerveceros como los establecimientos especializados en estas bebidas (The Beer Company es una de ellas), “tratamos de romper los tabús que existen sobre esta bebida, y aunque Alemania, Bélgica e Inglaterra siguen llevando la batuta en el mercado cervecero, México comienza a dar pasos importantes”…aunque todavía seguimos en pañales en este ámbito.
Productores independientes VS Grupos Cerveceros: Ni parejos ni justos
Ante este panorama, distribuidores y productores de este tipo de bebidas han sumado esfuerzos para fortalecer sus productos en el mercado, y así hacerle frente a una competencia inequitativa con las grandes compañías cerveceras del país, quienes al comprar la mayoría de las cosechas de malta y lúpulos nacionales obligan a los microempresarios a importar los productos de otros países, lo que aumenta considerablemente el costo de sus cervezas.
Aunado a esto, se calcula que una cerveza artesanal paga hasta un 30 por ciento de impuestos sobre su producto, mientras que una que forma parte de los grupos cerveceros más importantes del país sólo paga el 10 por ciento.
No obstante, Édgar aseguró que cada vez son más las personas las que se animan a conocer la cultura cervecera de México y de otras partes del mundo, por lo que su búsqueda por encontrar y distribuir nuevas cervezas artesanales continuará hasta que el cuerpo aguante.
Y mientras aguanta, no queda nada más que invitarlos a conocer y degustar las propuestas cerveceras de empresas como Minerva, La Chingonería, para poder decir ¡Salud!.
VER: Memes de la cerveza ¡salud!