Conocí a Diana hace muchos años. Me ayudó con una investigación que realizaba sobre feminicidios en la Ciudad de México. Ella sufrió todo tipo de violencia. Es una sobreviviente, muchas veces se preguntaba cómo es que seguía viva.
Su esposo le dio 11 puñaladas en todo el cuerpo, la intentó asfixiar y quiso rematarla pegándole con la plancha en la cabeza, pero, al verla en un charco de sangre la creyó muerta. Y no estaba del todo equivocado…
Diana vivió 8 años con su exesposo. Desde que fueron novios la maltrató, pero creyó que el matrimonio lo cambiaría. No pasó, claro. Las agresiones eran cada vez más humillantes, dolorosas y difíciles de «maquillar».
Luego de decenas de golpizas que la habían mandado al hospital, Diana decidió irse con su pequeña hija. Una amiga la llevó a una organización feminista y de ahí la canalizaron a un refugio.
El proceso no fue fácil, por supuesto, pero Diana aceptó toda la ayuda que le brindaron. Estaba bien, pero preocupada por su mamá y un día se le ocurrió ir a verla, ahí fue cuando su esposo la interceptó… su amiga, la misma que la había ayudado, la encontró tirada desangrándose. Llamó a una ambulancia y le salvaron la vida.
El exesposo huyó. Su familia lo alertó de lo que había pasado, pero se encargaron de que Diana no hablara. La amenazaron con hacerle daño a su mamá, quien vivía sola. No habló y aunque se siguió de oficio el caso, no pasó nada.
Diana corrió con suerte y entonces supo que sólo en el refugio estaría segura. Al fin sentía que había una esperanza de vivir sin ofensas ni costillas rotas. Ahí, le dieron acompañamiento psicológico, legal. Aprendió un oficio para, al salír de ahí, pudiera sostener a su hija y a ella misma. Apenas tenía 23 años.
El refugio le salvó la vida
En Diana, precisamente pensé de inmediato cuando escuché que Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, había declarado que las asociaciones y organizaciones civiles ya no recibirían fondos del gobierno federal, entre ellos, los refugios, y que en cambio, le darían directamente a las mujeres víctimas de violencia de género los recursos.
¿Tips o razones para culpabilizar?
En su afán por «ayudar, proteger y salvaguardar» a las mujeres, el gobierno federal presentó hace unos días el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), que según su página web «orienta sobre la prevención y atención de la violencia contra las mujeres y es operado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), a través de las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (IMEF)».
Su objetivo, dice la misma página web, «es orientar sobre la prevención y atención de la violencia contra las mujeres, a quienes brinda herramientas para su empoderamiento; es decir, para que transformen sus vidas. También busca propiciar los cambios culturales requeridos para la creación de ámbitos inclusivos y exentos de violencia, por lo que se trabaja con grupos específicos de población, como personas jóvenes, hombres, mujeres en condiciones de especial vulnerabilidad, a través de pláticas, talleres y diversas actividades lúdicas, como obras de teatro, cine-debates, pinta de murales, entre otras».
Este plan contempla tener 411 unidades de atención, distribuidas en las 32 entidades de México, así como unidades móviles, de protección y alojamiento. También, líneas telefónicas.
Lo más interesante de todo son los «tips de seguridad» que le dan a las mujeres en caso de violencia, veamos:
1. Comenta con alguna persona de confianza tu situación de violencia y pídele que llame a la policía si se da cuenta de cualquier agresión contra ti.
(El gobierno federal ignora que la gran mayoría de las mujeres, sujetas a violencia de género están presas del miedo y en muchas ocasiones es la misma familia la que le recomienda que «aguante por sus hijos»).
2. Crea una señal que te permita avisar discretamente a tus hijas e hijos, que deben salir de la casa de manera inmediata y acudir con alguna persona con quien puedan refugiarse y pedir ayuda.
(¡Háganme el favor!, hay que enseñarles a l@s niñ@s no a reproducir patrones de violencia, sino a saber que en algún momento su padre puede matar a su mamá).
3.Cuando surja o creas que se puede producir una agresión por parte de tu pareja:
Evita estar en lugares en los que haya objetos peligrosos, como el baño o la cocina. Procura permanecer cerca de la puerta de la calle, a fin de que te sea fácil salir del domicilio.
(Ya me imagino a las mujeres que viven con violencia de género como Jeniffer López en la película Nunca más, adivinando y retirando todos los objetos con los que su pareja pueda dañarla, poniendo trampas y rogar porque no las aviente contra una mesa, pared, etcétera. Durmiendo, literalmente, en la puerta, para salvar sus vidas).
4. Ten en un mismo lugar los siguientes documentos:
*Identificación oficial, acta de nacimiento o pasaporte.
*Un juego de llaves de tu casa y, en su caso, del auto.
*Un juego de ropa para ti y tus hijas e hijos.
*Números telefónicos de familiares y amigos, así como teléfonos de emergencia.
*Siempre que salgas, procura llevar contigo una tarjeta telefónica o un teléfono móvil y dinero.
(El gobierno federal, otra vez ignora que cuando las mujeres salen de su casa no llevan nada. Sólo lo que llevan puesto. Lo mismo sus hij@s).
Estos tips para salvar la vida de las mujeres más bien parecen razones para culpabilizarlas si no las siguen. No están apegadas a la realidad que se vive a diario.
No puedo ni siquiera imaginarme qué personas elaboraron este «Plan». No hay perspectiva de género, ni acciones que erradiquen la violencia de género, sólo «recomendaciones» que se asemejan cuando en diciembre te dicen: «no camines por calles oscuras, no portes joyería llamativa, no saques tu celular…».
Si el dinero resolviera la violencia de género de la que son sujetas millones de mujeres en México, en 2018 no se hubieran registrado, oficialmente, 760 feminicidios, ni en enero de este año, 70.
Si el dinero resolviera la violencia económica, sexual, sicológica, laboral, este país estaría situado en la punta de la lista de los mejores países donde las mujeres pueden vivir sin problemas y desarrollarse como personas y profesionistas.
Pero no. El dinero no termina de tajo con un problema tan enraizado en la cultura mexicana como es la violencia de género.
Los refugios son el último lugar donde millones de mujeres encontraron una esperanza que no hallaron en ningún otro lugar. Ni en su casa ni con su familia ni con amig@s.
Ya pidieron ayuda, ya fueron al Ministerio Público, que, por cierto siempre te dicen que seguramente una se buscó la golpiza o que para qué denunciamos si mañana nos hablan bonito y regresamos con el agresor.
Los refugios, como leí en una columna, son otra cosa. Los refugios son el resultado de décadas de lucha de mujeres, también, violentadas, sobrevivientes de agresiones, de grupos feministas, de mujeres y hombres con conciencia de género.
Los refugios no son un esfuerzo del gobierno. No. El gobierno se vio obligado a dar apoyo económico ante la presión de la lucha de mujeres, para crear espacios seguros para aquellas que salieron huyendo.
En los refugios no solamente están seguras, sino que también les acompañan legal y sicologicamente. Les brindan una oportunidad de volver a nacer. ¿Dónde más van a encontrar esto?.
Así que dar el dinero directamente a las mujeres sujetas de violencia de género no resuelve nada. Dar recursos económicos a las personas vulnerables lo único que hace es visibilizar cómo el Estado se lava las manos de las obligaciones que tiene con sus gobernad@s, en especial, con la de salvaguardar sus vidas.
Este viernes, 8 de marzo, le haremos saber al gobierno de la 4T que las mujeres no vamos a aceptar este tipo de medidas. No nos vamos a callar.
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Tres mil 580 mujeres fueron asesinadas el año pasado de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad.
De acuerdo con la Red Nacional de Refugios, más de 20 mil mujeres están en riesgo, esta red representa el 70% de estos lugares en México.
66.1% de mujeres mayores de 15 años han sido sujetas de algún tipo de violencia.
MÁS DE PRIMAVERA VIOLETA.