Este 28 de agosto es el Día del Adulto Mayor, también se le conoce como el Día del Abuelo.
Comencé a ver estadísticas impactantes, como que en México existen 12 millones de personas mayores de 60 años.
Y que no hay suficientes médicos para ellos, y que bueno, tengo 32, pero aunque no seré abuelo, tal vez sí llegue a ser adulto mayor.
O sea que pensé en mil cosas, en la importancia de cuidarse para tener una buena vida cuando sea viejito.
Después vi en twitter el hashtag #DeMisAbuelosAprendí, y fue entonces donde me dí cuenta que son muchas cosas.
Conocí a mis cuatro abuelos, incluso bisabuelos, aunque de éstos últimos sólo recuerdo a una.
Mis dos abuelas murieron con poco más de un mes de diferencia, a una pude verla, a la otra no.
Eso es otro tema, en realidad tenía poco de que mis papás se habían separado y me quedé con él así que en mi lógica infantil, pues no ver a mi abuela materna era «normal».
De Eva, la mamá de mi papá recuerdo mucho, en realidad era una segunda madre, su comida era la más rica.
Su muerte por cáncer es el caso más cercano que tengo a esta terrible enfermedad y más allá de lo que dicen en familia, me queda claro que servir a los demás y descuidarte no es lo mejor.
De María, la mamá de mi mamá también recuerdo su cocina, el chocomilk de canela, los frijoles.
No sé porqué las galletas «Maravillas» me la recuerdan, debe ser el olor o algo. Ella me llevaba al río, yo nadaba mientras ella lavaba.
De mi abuelo Leobardo, el papá de mi mamá tengo el segundo nombre, que ya es mucho decir, es imposible no tenerlo presente.
Recuerdo su pan, también a su burro, donde me llevaba por su comida.
En sus últimos años de vida convivimos poco, ya saben, una secuela de las malas decisiones de los papás.
Y el cuarto es Margarito, el papá de mi papá, aún vive, tiene 84 años, no, ya no es un roble, pero es mi referente inmediato de fuerza.
Le pasó de todo, un accidente grave donde pudo morir, que lo dejó con fracturas y demás.
Su fuerza física logró salvarlo; luego vino una caída en un huracán y finalmente un cáncer hace 13 años.
También lo venció, ahora entienden porqué es mi referente de fuerza.
De él sí recuerdo muchas historias, de cuando vio al diablo y cómo sus sueños eran premonitorios.
No todos los abuelos son consentidores, a mí me tocaron unos que en mayor o menor grado la hicieron de cuidadores.
Tengo claro que tiene que ver con la educación, el lugar donde nací, donde crecí y la propia educación de ellos.
Margarito se hizo cargo de mí y mi hermana unos años, cosa difícil. Era de los abuelos que regañan y pegan.
Ya en terapia pude sacar un poco de rencor, les digo que hasta eso aprendí, no es bueno hacerse cargo de alguien por encargo, debe ser natural, por gusto.
Como sea de mi abuelo tengo la disciplina, esa que te dice que no debes faltar a la escuela, que debes haber tus deberes sin que te digan.
De hacer las cosas rápido, a la voz de es para ahorita.
También aprendí que es mejor saber hacer las cosas, pues no siempre habrá quién las haga por ti.
Sé que aunque a Eva, María y Leobardo los tuve poco tiempo, fue una dicha poder conocerlos.
No todos tienen esa posibilidad, vaya, algunos ni siquiera a sus padres.
Tú que me lees, ¿tienes abuelos?, ¿qué aprendiste de ellos?.
Día del Abuelo
El origen de esta celebración se remonta en la presidencia de Lázaro Cárdenas
Oficialmente existe el Día del Abuelo en 1983.