Sacrificio y culpa. En esta época de fiestas decembrinas y en el resto del año siempre estamos en contacto con estos dos sentimientos.
Durante las fiestas se sacrifican las tarjetas de crédito por dar regalos costosos, se sacrifica el tiempo con la familia por estar enviando mensajes a todos tus contactos de WhatsApp como la real academia milenial lo indica, se sacrifica la paz por querer complacer a todos en el proceso de cuadrar la hora de la cena, quiénes estarán en la cena, qué se cenará.
Como mamás estos negativos sentimientos también están presentes durante la maternidad, pues todo el tiempo se está sacrificando algo por el amor a ellos a la vez que peleas con la culpa de abandonar otras cosas como tus metas personales.
Hoy en Twitter leo que una de las tendencias es hablar sobre tus #Recuerdos2018 y hoy quiero compartirles la mía.
Mi momento más memorable de este año fue darme cuenta que vivimos entre los sacrificios y la culpa que lo único que nos dejan son sinsabores interminables de la vida, depresiones, neurosis, tristeza.
Comprendí que la Navidad es el símbolo del fin del sacrificio y la culpa.
Como todo, tu experiencia de niño con estas fechas, marca tu sentir de adulto. Por ejemplo, para mi esta época era de niña un hermoso caos donde siempre experimenté los sentimientos encontrados de sentir felicidad por comer con mi papá y a la vez al despedirme me invadía el “porqué no estás conmigo”.
Acepto que esa experiencia como niña marcó el que al paso de los años, le puse altas expectativas a la época llevándome en uno que otro año grandes desilusiones.
Más aún cuando soy una mamá que cada año pasa una navidad sí y otra no con su hijo. Esta situación estipulado por un convenio legal no me gusta del todo y hasta este año había sido una piedrita en el ojos que siempre me sacaba las lágrimas a media noche.
Cada quien sabe cuáles han sidos sus sacrificios. Tal vez ha sido pasar las fiestas con la familia de su pareja aunque sea un trauma por los tratos, ser quien cubre con todos los gastos de la cena, querer que a fuerza estén todos los miembros de la familia presentes, seguir con una relación que ya no funciona para que los hijos no vivan estas fechas lejos de sus papás aunque se peleen la mitad del día, entre muchos otros.
Actuar en sacrificio es hacer algo en contra de tu voluntad e incluso puede ir en contra de tus valores. Lo reconoces porque te roba la paz y siempre tiene como consecuencia la culpa, pues a quien le quedas a deber es a ti misma.
El sacrificio es difícil de reconocer pues siempre se hace en nombre del “amor”.
Es por eso que esta Navidad 2018, es por mucho mi momento más memorable de este año, pues al comprender la idea de cómo vivimos entre el sacrificio y la culpa, me liberé y liberé a todos a mi alrededor.
Nadie tenía que estar a la hora perfecta, vestido de forma perfecta, con el regalo perfecto y menos con la actitud perfecta.
Simplemente todo era lo que es y así lo acepté. Mi punto de partida fue no sacrificarme por los demás, no esperar nada de nadie y disfrutar de quienes estaban presentes.
Esta reflexión para mi es mi regalo de navidad que me permitió estar en total sintonía con el pequeño pero gran cachorro de la casa, mi hijo.
Nos preparamos una noche antes para que en la víspera de la Navidad solo nos dedicamos a estar juntos. Jugamos y reímos todo el día aunque no faltaron el siéntate bien, come, no avientes eso; pues no dejamos de educarlos.
En nochebuena, disfrutamos de la familia, nos divertimos con el juego de destapar una caja de regalo con guantes de cocina, comimos como nunca y Santa llegó.
Deseo que todas nos liberemos de los sacrificios y las culpas, que aprendamos a reconocer cuando estoy actuando por amor y no por darle gusto a los demás. Poder decir no gracias.
Dejarnos de sacrificar no es un pecado, no nos convierte en malas madres y no es un acto egoísta.
Es vivir en paz, incluso lejos de quienes amas sabiendo que están bien y disfrutando de lo que los hace felices.
Lo digo, porque para mi ahora todo es diferente, mi crío podrá estar en estas fechas en otro lado hoy por un régimen de convivencia y mañana tal vez por una maestría o viaje.
Recuerden que el verdadero amor se comunica aún en la distancia…
Felices fiestas y nos vemos el próximo miércoles de 2X1 en frutas y verduras y de #MamáReportera.