En tan solo 13 capítulos, la serie de Netflix “La casa de las flores”, me ha dejado más que solo ha-blar co-mo Pau-li-na…
La serie que ha sido criticada por sus tonos telenovelescos, entre los tantos temas que aborda, nos muestra las profundas consecuencias que generan los secretos y lealtades familiares.
¿A qué me refiero?
Son esas cosas que a los hijos no se les dice porque se cree les puede “hacer daño”, pero que vibran en su ser y que al crecer cuando las descubren, de alguna manera sienten que ya lo sabían.
Es como el personaje de Paulina, interpretado por Cecilia Suárez, a la que ya le prohibieron man-dar-le sa-lu-dos al ca-cas…
Por un lado, aprendió el sistema de creencias de su madre (la Vero Castro), respecto a que no importa mentir en el nombre de la buena apariencia familiar.
En contraparte, sin saber que a quien llama papá no es el biológico, pero eso sí, le guarda el secretito de que tiene una amante.
Y a eso súmenle que se divorcia luego de descubrir que al marido le gusta usar sus tacones.
¿Ahora entienden porqué habla lento?
Cuántos adultos no conoces que son prisioneros de los secretos de sus familias, que ante el amor profundo a su familia no han podido vivir la vida en libertad porque tomaron el lugar de mamá o papá de forma inconsciente por esas cosas que no se “hablan porque les puede hacer daño”, o que se consideran “era muy pequeño para darse cuenta”.
Pero “la verdad os hará libres”
Tarde o temprano la verdad siempre sale a la luz, y considero que lo más doloroso para un hijo es enterarte por terceras personas.
Por eso, si en tu familia hay asuntos pendientes, te aconsejo que a su tiempo platiques con tu hijo o hijos de la verdad.
Con esto, no quiero decir que después de leerme, salgas corriendo a decirle a tu hijo de 3 años que papá no está porque se fue con otra mujer o que no eres su madre biológica.
Pero sé que en el futuro existirá un momento, cuando tenga la edad, si lo pregunta; donde podrás hablar sobre el tema.
¡Confía en la fortaleza de tu hijo!, pues siempre valdrá más la pena una verdad dolorosa a tiempo, que mil historias de vaqueros que no terminará de asimilar, porque simplemente no son la verdad.
Deseo que todas aprendamos a guiar a nuestros hijos sin manejar sus vidas por apariencia, al grado de no tener vida propia por pasar más tiempo resolviéndoles la vida y que al final como la Vero, salgamos corriendo porque ya no podemos sostener tantas mentiras.
Gracias por leerme y recuerda que esta entrada se basa en la historia de una amiga de mi amiga que es mamá… Los espero el próximo miércoles de 2X1 en pizzas y de #MamáReportera