Inicia el tercer mes del año y para este momento muchos ya han tirado la toalla sobre el tema de cumplir los 12 deseos de año nuevo.
Hemos dicho adiós a todo lo que nos propusimos y hemos dado la bienvenida a las cantaletas mentales que nos gritan “no puedes”, “eres un fraude”, “ni tú te la crees”, “siempre es lo mismo”; por mencionar algunas. ¿Cuál es la tuya?.
Y las mamás no estamos exentas, pues tal vez ya gritamos, dimos una nalgada que no queríamos, nuestra casa ya está desordenada o incluso volvimos a arrumbar nuestros objetivos personales por dar de cenar a tiempo, baños nocturnos o prácticas deportivas.
Este es mi caso y mi cantaleta mental es “eres un fraude”.
Pero si los propósitos son metas…, ¿cómo cumplirlos cuando en el momento que nos los planteamos lo hicimos a manera de deseos?.
Recuerda, entre uvas y vino solo decíamos, “bajar de peso”, como si solo por decirlo ya estuviera garantizado que se lograría en este 2019. Y entre brindis y brindis ya escucho a muchos diciendo frases como “este es mi año”, “este año me les caso”, “se les acabó su puerquito”.
Jamás dijimos porqué quiero bajar de peso, cuantos kilos son mi meta, cuándo iniciaré, cuál será el método.
Esto me recuerda una imagen de redes sociales que palabras más o palabras menos dice, “haz ejercicio porque amas tu cuerpo y no porque lo odias”.
Entonces si la mayoría de los propósitos nos los planteamos a partir de lo que nos disgusta, avergüenza u odiamos de nosotros mismos, ¿cómo lograr cumplirlos?
Y los hijos nos los recuerdan
Me encanta que como mamás queremos que los hijos hagan las cosas bien, rápido y de buenas.
Cuando llega la noche les recordamos la lista de deberes que no hicieron, ¡Y mira nomás!, nosotras con la lista de propósitos ni a la mitad.
Pero al igual que a ellos, ni pataletas y berrinches impiden que se afronte la realidad.
Pare de azotarse y retoma tus propósitos
Esto no se acaba hasta que como dicen colgamos los tenis, hasta entonces tendremos cada día una oportunidad para intentar lograr nuestros propósitos.
Pero antes, las invito a repasar la siguiente lista que les puede ayudar a saber desde dónde partir .
1.- Deja de sentir culpa. La culpa no existe, nos ha servido para justificarnos para no hacer las cosas y a veces solo ha sido nuestras propias cantaletas mentales y juicios.
2.- Reflexiona sobre a partir de qué sentimiento te has propuesto tus objetivos. Es decir, quieres bajar de peso porque te avergüenza tu cuerpo o porque lo amas y quieres prevenir alguna enfermedad.
3.- Siéntete merecedora. Muchas personas no pueden lograr sus metas simplemente porque no siente que se merecen viajar, tener abundancia económica, poder ser exitosas sin levantar envidias, etc.
4.- No esperes el momento perfecto para hacer. Sí, habrá días que se alineará el universo y lograrás cumplir todos tus objetivos, ¿pero qué pasará en los que no?.
Recuerda que hay cosas que no podemos controlar como el clima o las acciones de otros que puedan impedir que en un día no llegues al gimnasio, pero lo que sí podemos controlar es no dejar de tratar.
5.- Ponte metas reales. No organices tu jornada diaria con actividades para las que necesitarás 72 horas cuando el día solo tiene 24.
Y pilón trillado, prémiate por tu esfuerzo. ¡Pero ojo!, que tu premio no signifique un nuevo problema como una deuda. Las recompensas puede ser sencillas sin dejar de ser placenteras.
Esta entrada no es más que el reflejo de alguien que retoma sus propósitos, como el de escribir y así poder conectar con otras mamás y de paso poderlas ayudar.
Agradezco la paciencia en la ausencia…
Recuerden que esta historia es de una amiga de una amiga que también es mamá. Nos vemos el próximo miércoles de 2X1 en frutas y verduras y de #MamáReportera.
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