Los que usamos el Sistema de Transporte Colectivo Metro sabemos que día a día hay muchas cosas que contar y sobre todo que prevenir.
A partir de este lunes inauguro una serie de historias, relatos y peripecias en este transporte, odiado por casi todos, pero usado por miles de personas diariamente.
En esta primera entrega hablaré de lo que me pasa todos los días en algo tan simple como poder entrar y poder salir del metro, pues hay estaciones donde ambas cosas son muy difíciles.
En la estación que yo me subo, el metro pasa lleno o atascado, los trenes vacíos sólo los vemos pasar, ya que viene de Indios Verdes, uno de los paraderos con más afluencia.
Me toca subir por el lado izquierdo, y bajar por el derecho, así que la misión es primero entrar, y luego moverme de tal manera que pueda cruzar y poder salir del otro lado.
Suena sencillo, pero no lo es. En un vagón lleno hay muchos postes humanos que te impiden entrar, así que lo primero que hay que hacer es ver el tamaño del poste, si es menor al nuestro, claro que podemos hacer la lucha.
Si somos talla M-G (mediana-grande), cabemos en un espacio relativamente amplio, alguien talla chica seguro cabe en un huequito (sí tienen ventaja).
Si bajas en una estación con mucha afluencia seguro bajas aunque no quieras, es mi caso, pues en Hidalgo es mi salida y muchos trasbordan a la línea azul.
Ya adentro comienza la labor de poder escabullirse para atravesar hacia el otro lado, pocas son las personas que te dan el paso, siempre está el «no puedo moverme, qué no ves», pero en realidad tampoco hacen el intento.
Además, en mi corto camino de 4 estaciones, paso La Raza y Guerrero, esta última donde terminas apachurrando tu torta, tus «topers», y tu humanidad.
Ya que pude salir del metro, hay que estirar y estirar y estirar el cuerpo, que termina todo «mallugado», de hecho traigo ahora mismo un dolor por la costilla derecha, causada por un empujón contra uno de los tubos.
¿A ustedes qué tan fácil o difícil les resulta entrar y/o salir del Metro?.
Jajajaja, sí es horrible, uno planchando su ropa carísima, para andar impecable y sale hecha chicharrón y con el pantalón todo embarrado de las personas que te pisan ;(
Gracias Gardiel por comentar, yo sufro con mis botas negras que salen grises de tanto pisotón.