Año Nuevo en el sureste de México fue mi decisión para viajar en 2015, con una agencia llamada El Gran Valle.
Nada ostentoso, de hecho todo fue por carretera, que dicho sea de paso, lo pensaré en próximos viajes, mis piernas y espalda no la pasaron bien.
El primer punto fue Palenque, en un hotel llamado Misión Palenque, que es muy accesible, bonito, parece nuevo y con un buen servicio.
La primera visita el 28 de diciembre fue a la zona arqueológica de Palenque en Chiapas, con mucha historia gracias a la cultura maya.
Posteriormente fuimos a las Cascadas de Agua Azul, que se forman gracias a los afluentes del río Otulún, Shumuljá y Tulijá.
El siguiente destino fue la Laguna de Bacalar, también conocida como de los 7 colores, esto ya en Quintana Roo. Se le conoce así por las diferentes tonalidades en sus aguas. En este punto pudimos nadar en un cenote, incluso, la lluvia apareció unos minutos.
https://vine.co/v/iq6aUm0WML2
A Cancún llegamos el 29 de diciembre, y estuvimos hasta el 1 de enero. Visitamos Playa del Carmen, que no estaba dentro del tour, pero al tener día libre, decidimos conocerla.
La Quinta Avenida es un sinfín de tiendas de artesanías, ropa, accesorios, restaurantes, entre otros. Aquí hay una gran afluencia de turistas extranjeros, muchos más que los nacionales.
Para el 31 de diciembre decidimos visitar el mirador de Cancún, que está por la Playa Delfines. Esto como previo a la llegada del Año Nuevo.
La cena de Año Nuevo fue un fiasco, pagamos la cena en el hotel Plaza Caribe, ubicado en el centro de Cancún, esa era la opción que daba la agencia y por no querer buscar más la tomamos.
NO merece la pena hablar mucho de ello, pero si pueden huir de ese hotel, sí, el Plaza Caribe, háganlo.
El 1 de enero el destino fue Chichen Itzá, único lugar de Yucatán que ya había visitado, no deja de impresionarme su belleza, su historia y el impacto de los mayas.
Mérida, la ciudad blanca era uno de los lugares que quería conocer, lástima que el tour sólo lo abarca unas horas. Gracias a mi amiga Déborah dimos un paseo por el centro, comí unas ricas marquesitas y dimos un paseo por Paseo Montejo.
La cena fue lo mejor, una sopa de lima, con uno salbutes de cochinita pibil y relleno negro.
El último punto del viaje fue Campeche, donde visitamos el fuerte, el malecón, el centro, un poco de su historia con todo y piratas.
Los viajes ilustran y éste no fue la excepción.