Hace ya un buen tiempo que no compro nada en Starbucks, y no es porque ya no sea moda, sino porque en realidad me parece que no cuadra precio-calidad-cantidad.
Cuando escribí ¿Por qué es tan caro el café de Starbucks? entendí que era más el servicio, estatus, lo que puedes hacer dentro y que están por todos lados lo que le daba el precio a lo que se vende dentro.
Pero, ¿por qué dejé de comprar en Starbucks?, al menos de manera continua como sí lo hice hace algunos años.
- Los precios se elevaron a tal grado que por un chai latte, mi bebida favorita, debo pagar más de 60 pesos, porque cobran leche deslactosada, más endulzante especial y al final, no sabe tan rico.
- Debe ser que mis dos sucursales más cercanas son muy concurridas, pero me tocaban uno bueno y dos malos servicios, supongo por la prisa, pero a veces mi bebida estaba como aguada, o no me sabía a lo que me debe saber.
- Como no soy de irme a un Starbucks a sentarme, o charlar, o robarme el WiFi, pues no siento que valga la pena pagar tanto, sobre todo si hay cafeterías muy buenas, a menor precio y con un mejor servicio.
- Al final, todo se reduce a precio-calidad-cantidad, y pienso en que con 60 pesos en una cafetería que me gusta, me tomo un rico café con un bagel delicioso.
- NO me gusta la pose que muchos aún adoptan al entrar a la oficina o caminando por la calle con su vaso que seguro trae el café del día, o sea, el más «barato».
Comenta:
Deberían tomar nota, antes era una novedad, pero ahora hay un montón de sitios incluidos las cafeterías llamadas de la «tercera ola» que ofrecen más calidad por menos precio.
ESTOY DE ACUERDO, MÁS CUANDO NO TIENE UNA BUENA CALIDAD…