Comer es un placer, pero cuando eres Godínez es todo un tema.
En muchas oficinas hay pequeñas cocinas para calentar, para tomar un café, recuerdo donde hice mi servicio social y había una, dado que era un estudio de grabación, y cuando había invitados les ofrecían al menos una bebida.
En mi actual lugar de trabajo hay un comedor, pero sólo hay mesas y unos hornos de microondas, así que uno debe llevar sus «toppers» y calentar.
La tragedia es que no puedes llevar muchos tipos de comida, sólo lo que puedes meter al horno, así que extraño las tortillas.
No falta quien sale y compra unas quesadillas con su gordita de chicharrón, se lo come en el comedor de la empresa y de paso aromatiza el ambiente.
Por desgracia en mi lugar de trabajo no puedes pasar cosas para desayunar, a menos que sea de contrabando, y con la comida debe ir en riguroso refractario y rigurosa lonchera o maleta o bolsa.
En el comedor uno ve de todo, se nota las que cocinan, a los que les cocina su mamá, los hombres que tienen esposa, los que viven solos.
¿En qué sen nota?, en el tipo de refractario que llevan y lo que comen. Hay chavos que llevan tortas hechas en casa y unos que les mandan la sopa, el plato fuerte, la guarnición y el postre.
Hay chicas que hasta manteles llevan. Las que son secretarias son las que cargan con la sal y alaban su propia comida.
Algunos se piden comida entre ellos y dicen lo mucho que les costó cocinar, o lo rico que les sale lo que llevan.
No es por nada, yo cocino bien, pero no me toca cocinar y suelo comer en menos de media hora.
¿Tú dónde comes?, ¿Qué peripecias pasas en el comedor?