Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra provocar significa buscar una reacción de enojo en alguien irritándolo o estimulándolo con palabras u obras.
Provocar es la palabra favorita para describir a las mujeres, ¿se han dado cuenta?.
Las mujeres «provocamos» en todos lados, en la calle: no importa cómo nos vistamos, las mujeres «provocamos» que los hombres nos miren morbosamente, que nos toquen, que nos sigan, que nos digas «piropos»…
En la iglesia: las niñas y los niños «provocan» a los sacerdotes y por eso son violad@s.
En la casa: las mujeres «provocamos» que nos golpeé el esposo, el padre, el hijo, el hermano…
Las mujeres provocamos que los hombres sean infieles, ¿acaso no han escuchado el «es que ella me provocó, yo qué podía hacer»?
Las mujeres vamos «provocando» a todo el mundo, provocamos las reacciones que ejercen en nosotras.
12 de agosto de 2019. Colectivas feministas realizaron una marcha para exigir (ojo, EXIGIR, NO pedir) justicia para la chica que fue violada por cuatro policías adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de la Ciudad de México.
En la manifestación estuvieron cientos de mujeres enojadas, con una digna rabia, justa, diría yo, exigiendo justicia para la chica agredida, pero también para todas.
Cuando Jesús Orta, secretario de Seguridad Pública capitalina se encontraba con reporter@s, una chica le aventó diamantina rosa, misma que le cayó en su saco y cabello.
El titular sólo atinó a hacer muecas de desagrado por el hecho, mientras que las manifestantes le exigían explicar por qué los policías acusados no estaban detenidos.
Unos minutos más tarde, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno y Ernestina Godoy, procuradora capitalina, declararon a los medios de comunicación que lo sucedido al titular de la SSP de la CDMX había sido una provocación y que se iban a abrir carpetas de investigación contra las chicas que habían «agredido» al funcionario.
Por supuesto que es indignante que en cuestión de minutos se hayan pronunciado en contra y anunciado acciones penales contra las manifestantes y, en cambio, se hayan tardado días en fijar una «postura» por la acusación contra 4 de sus elementos, caso al que por cierto sólo han dicho «que no habrá impunidad», donde filtraron el nombre y datos de la chica que denunció, pero donde no hay detenidos.
No se puede comparar un violación tumultuaria con una puerta rota o un traje manchado por diamantina rosa.
En qué cabeza cabe decir que si exigimos respeto, debemos respetar a la autoridad, la misma autoridad que en vez de protegernos nos viola.
Por qué debemos respetar a quienes nos agreden, por qué, nuevamente, aunque nos violen, maltraten o asesinen, debemos manifestarnos en completa calma, sin causar «molestias», en silencio, pues.
Porque pareciera que es válido que miles de personas, hombres en su mayoría, se reúnan en el Ángel de la Independencia y celebren con gritos, cervezas en mano y dejen basura a su paso y rayones porque ganó la Selección Mexicana varonil.
Es válido que se realice una marcha, donde se promueva la homofobia o la xenofobia o donde se ridiculice a la clase obrera y campesina.
Es válido que se cierre por meses la avenida más emblemática de la Ciudad de México porque no se está de acuerdo con una elección presidencial y se llene de basura y se invada y afecten comercios.
Todo aquello es válido.
Ah, pero cuando las mujeres se organizan para realizar una marcha, entonces se les pide que lo hagan como «damas», en orden, sin molestar a los demás, sin gritar consignas, ni rayar ventanas, puertas o paredes, sin romper vidrios, puertas o ventanas, ah, claro y sin ensuciar los trajes de los funcionarios con diamantina rosa.
Las mujeres no debemos provocar reacciones.
Pero, qué creen, la calle es el único lugar que nos han dejado para exigir los derechos que no tenemos y que tenemos que arrancar uno por uno de una sociedad machista como ésta.
¿En serio, a ustedes les parece normal que las mujeres debamos traer siempre un teser en la mano para defendernos?.
¿Les parece normal que, al subirnos a un taxi de sitio, calle o privado, debamos mandar inmediatamente nombre del conductor, placas y modelo del auto y, encima debamos compartir nuestra ubicación en tiempo real a nuestros seres queridos?
¿Es normal que saliendo del Metro o al bajarnos del transporte público debamos ir a prisa, corriendo a nuestras casas, casi con el corazón en las manos?
Han provocado que nuestra vida sea normalizada con miedo, han provocado que cada día se asesine a 9 mujeres, que cuatro policías violen a una menor de edad y no haya detenidos.
Pero, para las autoridades, las mujeres somos las provocadoras por exigir justicia, por gritar basta ya de matarnos.
Así que mientras se criminalice lanzar diamantina rosa en vez de castigar a cuatro policías por haber violado a una menor de edad, las feministas seguiremos con toda la ira posible provocando para que la justicia se siente entre nosotras.