El tema de los sellitos de los maestros me recordó cómo era ir a la primaria y cómo ha cambiado todo desde aquellos años en los que estudié.
Tengo 30 años, estudié la primaria entre 1991 y 1997 y vaya que ha cambiado todo, y como está el Día del Niño me di a la tarea de recordar esas cosas que se extrañan conforme avanza el tiempo.
*Las ganas de cumplir años, con el paso del tiempo se pierde esa felicidad, no nos gusta o nos pesa o aunque digamos «bien vividos», ya nos sentimos viejos.
*No tener mayor responsabilidad que hacer la tarea, o levantar juguetes o dormirse temprano.
*Levantarse tarde y sólo tener una inasistencia a la escuela.
*No tener tantos filtros como cuando se es adulto, es más fácil hacer caras y decir que algo no nos gusta cuando somos niños.
*El miedo a la oscuridad o al cine de terror, y no a la vida, a la inseguridad como sucede cuando somos adultos.
*Depender de alguien económicamente, vaya que pagar renta y otras cosas tienen su importancia.
*Arreglar todo con un «safo», «pidos», «córtalas», o decidir todo en un piedra, papel o tijeras.
*Los juegos donde acabábamos «puercos» de sudor y tierra. Los «encantados», «los hoyitos», «el bote pateado», las canicas. Ahora todo se juega a través de una tablet o smartphone (en su mayoría).
*Comer dulces y frituras, ahora si tienes gastritis o diabetes ya no puedes como antes.
*El sorprendernos por cosas que ahora pueden parecer insignificantes, cada vez perdemos más la facilidad de sorpresa.
*La convivencia entre amigos, vecinos, actualmente los que trabajamos tenemos poco tiempo para esos momentos.
*Dormir cuando nos gane el sueño, en el camión, en el suelo, mientras hacíamos la tarea. Ahora aunque tengamos ganas de dormir, si tenemos cosas que hacer, la responsabilidad nos llama.
*Lo barato de la vida, en mis tiempos tener 5 pesos alcanzaba para unos Doritos con tazo y un frutsi, que después llenaba de piedritas.
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