Vi la película Yo antes de ti (Me before you) sin saber bien de qué se trataba, ni siquiera había visto el tráiler, pero en redes sociales más del 50 por ciento de mis contactos la aclamaban, habían llorado, la recomendaban y dije, bueno, ok, la veré.
Pensé que era algo tipo «Bajo la misma estrella«, cursi, sencilla, un enfermo que ve en el amor una salvación, y ¡oh, desilusión!, el final no es lo que esperaba, eso no quiere decir que soy un cursi, pero es que el mensaje en el marco del amor no me cuadró del todo.
Obvio este texto es para quienes ya la vieron, no para quienes no la han visto.
Cuando salí de la sala vi a muchas caritas tristes, con los ojos «vidriosos», aunque sin lágrimas, dije, ok, es bueno que tengan sentimientos.
Me di a la tarea de buscar críticas en diversos sitios, y di con que en varios lugares no estaban de acuerdo con el mensaje de la cinta, que era proeutanasia, pro suicidio asistido y que dejaba a las personas con discapacidad como seres que están mejor muertos ¡qué fuerte!.
Esta «mala publicidad» pudo haber afectado a la cinta que está basada en el best seller de la inglesa Jojo Moyes, donde Will Traynor (Sam Caflin) queda tetrapléjico después de un accidente y Louisa Clark (Emilia Clarke) se convierte en su asistente y en la oportunidad de querer algo por lo cual vivir.
Sin embargo, ni el optimismo de Clark, ni su simpatía, ni el amor, ni su sonrisa, ni su idea de que hay mucho por lo cual vivir fueron suficientes.
Hay otros tantos estereotipos, de los cuales muchos activistas se quejaron, por ejemplo:
*El enfermo es rico, y la pobre se queda con su dinero tras la muerte.
*El amor entre una pobre y un millonario.
*El amor como único medio para poder salvarse (en este caso no fue suficiente).
*Si tienes dinero sobrevives, si no lo tienes, estás en problemas.
El famoso activista neoyorkino a favor de los discapacitados, Dominick Evans, señala, entre otras cosas que este tipo de películas capta a un público adolescente al tratar una historia de amor. Por lo que opina que las nuevas generaciones están asimilando un concepto de discapacidad totalmente erróneo y difuso. Luego supe que mi hermana de 13 años la había visto ¡2 veces! y era desde ya su cinta favorita.
Como sea, la cinta se salva por la química de los protagonistas, uno se enamora de la sonrisa de Emilia Clarke y por primera vez vemos como galán a Sam Caflin, que todos ubicamos como Finnick de Los Juegos del Hambre.
Con todo y los argumentos en contra, la mayoría de los que la vieron ya la llaman la más romántica del año, por el amor «imposible» de los protagonistas